lunes

#02: Extremismo



# El simulacro de hoy: extremismo (religioso)


 (El Roto) Retrato mientras preparaba el texto de hoy.

# Se me hacía difícil encontrar una única ideología radicalmente opuesta al escepticismo de ayer, así que he optado por la religión en un extremismo genérico, con nociones compartidas de extremismo católico e islámico pero intentando no decantarme por ninguno, cosa que es jodida porque se ahostian el uno al otro desde tiempos inmemoriales. Pero el problema principal es combinar estas ideas extremas con el raciocinio y que salga algo mínimamente convincente y no un catálogo de dogmas. #

Hoy escribo para ensalzar la condición humana. Hay algo fundamental que nos hace ser lo que somos y estar donde estamos, y es la fe. La fe, que nos hace sentir la Verdad, que nos guía, y que nos une. No en vano los primeros grupos humanos no se organizaron en torno a la ciencia, sino en torno a un miedo común a Dios. Cualquier humano siente a Dios, presiente que hay alguien más allá de uno mismo que todo lo puede y todo lo domina y el hecho de que TODAS las culturas humanas desde el principio de los tiempos lo hayan manifestado y rendido culto puede darle una pista a los pobres ateos, que muchos sólo lo son porque están de moda, de que es más probable que los equivocados sean ellos y su arrogancia, y no toda la humanidad.

Hemos llegado al progreso actual porque nos hemos subido a los hombros de gigantes, ya lo decía hasta Newton. Por eso una tradición sostenida durante siglos es la mejor garantía de validez; más que la ciencia por la simple razón de que la ciencia se apoya en observación que puede ser mal leída o mal interpretada, y que por la misma razón cambia y se renueva constantemente, sin una base firme e indiscutible. La tradición ofrece esa firmeza que la ciencia no da. Unas leyes comprobadas durante siglos, efectivas y funcionales porque ha sido el mismo Dios el que nos las ha dejado para que vivamos en paz y armonía con un cimiento sólido sobre el que apoyar nuestra vida, y no ser arrastrados por corrientes y modas destructivas que dependan del señor con bata blanca que aparezca en los periódicos esa semana. La tradición ofrece continuidad, estabilidad, permanencia en el tiempo. Una civilización basada en la tradición designada por Dios permanece eternamente: una basada en la ciencia ha vendido su alma al diablo y está condenada a su autodestrucción.
Eva, primera en sufrir el castigo de desobedecer a Dios;
condenada, mientras no engendre, a pagar en sangre en cuotas mensuales.

Es por eso que estamos enfrascados en una vorágine peligrosa. Liberación de la mujer, homosexualidad, ateísmo, desenfreno por doquier: estas actitudes hacen temblar el equilibrio del mundo y enfadan a Dios. Si la mujer no es la sierva del hombre como ha sido designada, se destruye a sí misma, destruye a su grupo y a la descencendia sana que tendría si fuera una dama recatada. Cuántas mujeres van camino de morir solas, con su vientre seco y descendencia perdida, arrepintiéndose tarde de haberse "liberado" y no haberse casado con un hombre que diera sentido a su vida. Por suerte, Dios es grande y las perdona, pero también es firme y su castigo de no tener descendencia se mantiene. Lo mismo sucede con los homosexuales. Esa afrenta a la ley de Dios, castigada de forma natural con el ostracismo, el SIDA y la extinción.

Dios sólo quiere que seamos lo más felices posible durante el máximo tiempo, tantas generaciones como sea posible, y hasta los ateos pueden ver que este tipo de conductas no son sostenibles en el tiempo. Dios premia con una vida satisfactoria y después con el paraíso a los que mantienen a su pueblo, la humanidad, en el buen camino; pero nosotros debemos ir más allá y luchar por nuestro éxito como raza humana, eliminando sin titubear los comportamientos que nos hacen peligrar: y si tenemos que darlo todo por ello, merecerá la pena. Somos parte de algo grande, somos parte de Dios y de todos los que nos rodean; sólo así nuestra vida cobra sentido. Sólo así podemos ser realmente personas. 

#Haya paz, esto es sólo un simulacro.

Krysia

2 comentarios:

  1. Plas plas plas.

    El status quo que hemos conseguido mediante décadas, siglos y milenios de fe y de sumisión a Dios no debe ser destruido por el paganismo y la banalización de la sexualidad. Podría entender la falta de fe, pero no la falta de valores.

    PD: Echo de menos la calefacción central.

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    1. ¡Ni la falta de uno ni la de lo otro, compañero de los viñedos del Señor! La pérdida de fe conduce al cuestionamiento de los valores y hace peligrar el mandato de Dios. Pero a la oveja descarriada no se la puede reconducir por una fe que aún no ve, sino por hechos y razones que le muestren el camino.

      PD: Echo de menos el ensalzamiento por doquier de Jan Pawel II.

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